Parece que las investigaciones sobre el último accidente de Germanwings Co. están muy adelantadas y, según las autoridades competentes, es casi es seguro que el copiloto Andres Lubitz sea el único responsable de la muerte de 150 personas de las cuales 47 eran de nacionalidad española.
Sin embargo los expertos dicen que tripular un Airbus 320 puede llegar a tener alguna dificultad debido al sistema de controles fly-by-wire digitales de sus mandos, sobre todo si no se es muy experto. Si a eso le unimos que Lubitz no había hecho más de 630 horas de vuelo cuando lo normal es hacer como mínimo 1500 horas ya tenemos, por lo menos, una posibilidad de que las cosas no sean exactamente como nos cuentan.
Por si esto fuera poco el New York Times, el pasado 2 de abril, publicó la entrevista con las declaraciones de la Sra. Amy Fraher, ex-comandante de la Armada de los EEUU y ex-piloto de la misma compañía, en la que mostraba su asombro por la poca experiencia de vuelo del co-piloto y opinaba que lo más probable es que lo contrataran debido a la intención, por parte de la compañía, de rebajar costos. Esto ha hecho que la formación y experiencia de los pilotos se haya reducido considerablemente; como norma, en años anteriores al low cost, se pedían siete u ocho años de experiencia.
Otra noticia que ha sorprendido a la opinión pública estadounidense es la diferencia de compensaciones económicas que pagan las compañías de seguros según la nacionalidad de cada pasajero. En EEUU la cantidad cobrada por los familiares de las victimas por accidente aéreo (unos 4, 5 millones de dólares) es tres veces superior a la cobrada en España. A los británicos les compensan con alrededor de 1, 6 millones de libras, y a los alemanes 1, 3 millones de euros.
La razón podría estar en que los tribunales y la legislación de EEUU protegen más al consumidor y al usuario que los tribunales españoles (incluyendo los europeos). Y no hablemos de la legislación sobre todo ahora que todas las reformas de Ley se han hecho en contra de la ciudadanía.
La prensa barajaba la posibilidad de que esas diferencias radicaran en que en EEUU los cargos judiciales son elegidos por los ciudadanos, al mismo tiempo que a los políticos, el día de las elecciones. Una situación, a día de hoy, impensable en España. Sería deseable revertir esta situación que a algunos les puede parecer revolucionaria, dado su conservadurismo, pero que sin embargo solo se trata de justicia.